Si tienes un familiar o allegado con una enfermedad en estado terminal, el tratamiento de sus heridas se convierte en una indispensable herramienta dentro de sus cuidados paliativos.
Los cuidados paliativos son un modo de abordar la enfermedad avanzada e incurable pretendiendo mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes que afrontan una enfermedad como de sus familias, mediante la prevención y el alivio del sufrimiento a través de un diagnóstico precoz, una evaluación adecuada y el oportuno tratamiento del dolor y de otros problemas tanto físicos como psicosociales y emocionales.
Las heridas (tanto tumorales como por presión), son una de las complicaciones que estos enfermos padecen y que afectan de manera significativa a esa calidad de vida a la que nos referimos ocasionando unas veces dolor y otras, una serie de molestias que más adelante veremos, que, en determinados momentos, requieren de intervenciones correctas y oportunas por parte del equipo multidisciplinar, que incluye enfermeras expertas en el cuidado de dichas lesiones. Según el deterioro del enfermo y su pronóstico de vida, en ocasiones podremos curar úlceras muy pequeñas, pero otras veces, sólo tendremos tiempo para limpiar aquellas más profundas y de gran tamaño antes de que la persona fallezca dirigiendo entonces nuestra atención a proporcionar el mayor confort y bienestar. Muchas personas sufren innecesariamente al final de la vida, por errores de omisión (cuando no se les provee la atención reconocida como efectiva) y por errores de selección (cuando se les provee la atención que se sabe que es inefectiva). Numerosos estudios repetidamente indican que una significativa proporción de pacientes con enfermedad incurable avanzada experimenta dolor severo, a pesar de la disponibilidad de opciones farmacológicas y no farmacológicas efectivas para controlar el dolor. Los demás síntomas asociados a estas enfermedades han sido menos estudiados, pero la información disponible indica que también reciben un tratamiento inadecuado. Es en estas situaciones donde hacer intervenciones adecuadas, por personas expertas que saben evaluar el estado clínico del paciente además de la importancia y el impacto en el bienestar de este, son de alta importancia.
Cuidar a una persona que presenta, siente y padece una lesión (herida) ahorrándole en la medida de lo posible cualquier tipo de sufrimiento, proporcionándole el máximo grado de bienestar y confort, atendiendo al deterioro progresivo y/o estado general que va padeciendo.
LOS OBJETIVOS ESPECÍFICOS EN LA ATENCIÓN DEL PACIENTE CON HERIDAS EN SU CUIDADO PALIATIVO SON:
- Prevenir, aliviar, eliminar el dolor.
- Disminuir, evitar el mal olor.
- Prevenir, controlar el sangrado.
- Control de la infección.
- Facilitar absorción y / o drenaje exudado.
- Mantener, frenar, controlar el ritmo del tejido necrótico.
- Disminuir impacto emocional.
El cuidado del enfermo paliativo debe abordarse desde una perspectiva integral, atendiendo no solo los aspectos físicos de la herida (localización, tamaño, profundidad, tejido presente…) sino también teniendo presente la influencia psicológica que la misma conlleva en el paciente, su efecto en la familia y su repercusión social. El equipo de enfermería puede y debe ser un buen referente dentro del equipo multidisciplinar valorando, identificando, planificando y evaluando de forma continua e individualizada, una a una, cada persona y unidad familiar todos los cuidados enfocados y orientados a crear el mayor grado de bienestar y confort. Ello supone el inicio para lograr una atención con calidad. Dicho proceso de evaluación es el instrumento básico para mejorar la eficacia de los procedimientos empleados en el cuidado de estas lesiones. Capacitar a los distintos miembros del equipo asistencial que lo atienden (atención especializada y primaria) no solo en el cuidado y curación de estas lesiones sino también en la adquisición de habilidades sociales y de comunicación con los pacientes y familiares supone también una herramienta primordial para un tratamiento completo. Es necesario establecer un programa de calidad con el objetivo de mejorar la atención prestada a los pacientes, facilitar el trabajo en equipo y permitir objetivar la práctica asistencial. Sin olvidar que dado el alto riesgo que estos pacientes presentan de padecer lesiones por presión (debilidad generalizada, déficit nutricional, encamamientos prolongados y determinados fármacos etc.), adoptar medidas de prevención (previa valoración del riesgo) supone una herramienta de extrema importancia que no debemos dar de lado en nuestra labor cuidadora. Por ello, debemos comenzar priorizando necesidades y formulando objetivos razonables y realistas desde una posición activa y de evaluación constante a pesar de que persista la idea de no poder “curar” para así lograr nuestro objetivo más fundamental: “Morir sin sufrimiento”, o lo que es lo mismo, destacando el derecho de la persona terminal a una muerte digna y ausente de encarnizamiento terapéutico en las mejores condiciones posibles para aliviar su sufrimiento.